Síndrome de Estocolmo
Síndrome de Estocolmo
Se trata de un trastorno psicológico
temporal que aparece en la persona que ha sido secuestrada, y que consiste en
mostrarse comprensivo y benevolente con la conducta de los secuestradores e
identificarse progresivamente con sus ideas, ya sea durante el secuestro o tras
ser liberada.
Término
El síndrome fue llamado de este
modo desde el robo del banco Kreditbanken en Estocolmo (Suecia), que
transcurrió desde el 23 al 28 de agosto de 1973. Las víctimas, tres mujeres y
un hombre, defendieron a sus secuestradores incluso después de terminado su
secuestro. Mostraron también una conducta reticente ante los procedimientos
legales. Se dice incluso que una de las mujeres secuestrada se habría
comprometido con uno de los captores. El término fue acuñado por el criminólogo
y psicólogo Nils Bejerot, colaborador de la policía durante el robo. Fue
entonces adoptado por muchos psicólogos en todo el mundo.
Posibles causas
Al final, tanto la víctima como
el autor del delito persiguen la meta de salir ilesos del incidente, lo que los
puede llevar a cooperar entre ellos. Los rehenes tratan de protegerse, y por
ello, van tratando de cumplir los deseos de sus captores.
La pérdida total del control que
sufre el rehén durante un secuestro es difícil de digerir. Se hace soportable
en el momento en que la víctima se identifica con los motivos del autor del
delito.
Según la corriente psicoanalítica
el síndrome de Estocolmo sería entonces una suerte de mecanismo de defensa
inconsciente del secuestrado, que no puede responder la agresión de los
secuestradores y que se defiende también de la posibilidad de sufrir un shock
emocional. Así, se produce una identificación con el agresor, un vínculo en el
sentido de que el secuestrado empieza a tener sentimientos de identificación,
de simpatía, de agrado por su secuestrador.
De acuerdo con el psicólogo Nils
Bejerot, quien acuñó el término, el Síndrome de Estocolmo es más común en
personas que han sido víctimas de algún tipo de abuso, tal es el caso de:
rehenes, miembros de secta, abuso psicológico en niños, prisioneros de guerra,
prostitutas, prisioneros campos de concentración, víctimas de incesto, y
violencia doméstica.
Los dos principales síntomas que
se encuentran en estos casos son:
1. Presencia
de sentimientos positivos hacia los captores
2. Presencia
de sentimientos negativos hacia las autoridades
Sin embargo, autores como Steven Norton,
psicólogo forense, comentan que estos síntomas podrían estar relacionados con
otros diagnósticos, como como el trastorno de estrés postraumático (TEPT) y la
“indefensión aprendida“, en la que las personas que han experimentado
situaciones de estrés similares de manera repetida pierden su capacidad de
tomar decisiones por sí mismas.
Comentarios
Publicar un comentario